De cuando Carolina Bescansa cuestionaba algunos referendos

Por Federico Echanove

Si bien desde entonces casi no nos hemos visto, conozco a Carolina Bescansa desde hace más de 20 años, ya que en el curso 1994-95 compartimos aula durante varios meses en el Centro de Estudios Constitucionales, esa institución dependiente de Presidencia del Gobierno cuya sede creo que sigue estando junto al Palacio del Senado. Creo que nadie de entre sus compañeros (quizá solo ella) pensamos nunca que fuera a llegar tan alto, tan bien y tan lejos.

Eramos un grupo relativamente reducido y en el que la mitad de los estudiantes procedía de Iberoamérica, y Carolina ya desde entonces apuntaba maneras: si no recuerdo mal obtuvo el premio a la Mejor Memoria de Investigación de aquella promoción y ya por entonces estaba muy preocupada por el contenido de su tesis, manejando muchísima bibliografía.

De aquella época también recuerdo que en los debates que cada tarde se planteaban bien en el horario lectivo propiamente dicho con los profesores o, más tarde, tomando cañas, la después candidata a presidir el Congreso por Podemos exhibía siempre bastante moderación y buen sentido. Procedía de eso que algunos (mal) llaman una "familia bien" de Galicia y nadie la hubiera podido calificar entonces (ni tampoco ahora) como una furibunda extremista de ningún signo. Aunque no por ello dejaba de tener unas opiniones personales y muy marcadas. Y bien argumentadas.

Una de ellas era la de que, pese a la creencia popular, no todos los referendos significan un incremento de la democracia, pues en según qué casos (los no referidos a reformas constitucionales o prescritos por las leyes) pueden ser utilizados de forma partidista por el partido en el poder para perpetuarse.

Obviamente, Carolina apuntaba al entonces ya pasado referendum sobre la OTAN que convocó Felipe González, pero uno no ha podido dejar de pensar más de una vez en estos meses al recordar aquellas palabras proféticas, en el que Tsipras convocó en Grecia (para obtener respaldo a su persona, pues lo que se planteó en materia económica luego se lo pasaron tanto él como la troika por el Arco de Triunfo) y que Podemos respaldó de modo entusiasta. En cuanto a referendos al margen de la ley y del Derecho Internacional para permitir la secesión de una parte de España, tengo la impresión de que no era algo que alguien se planteara por aquel entonces con seriedad en ningún círculo académico.

Después, andando el tiempo, Carolina se dedicó a la demoscopia, esa rama del saber tan denostada por Juan Carlos Monedero. Y a trabajar en ese campo como asesora del PSOE, además de con muchos otros clientes. También iría cumpliendo etapas de una brillante carrera académica antes de la fundación de Podemos, junto a Iglesias y Errejón, a partir del llamado círculo de Somosaguas, con algún que otro viaje a Venezuela por medio. Pese a que algunos puedan pensar que su proceder en la sesión de inicio de legislatura lo desmiente, creo sinceramente que es uno de los valores más sólidos de Podemos.