El laberinto español

Por Luis Ordoñez Fernández

Tras el 20 de diciembre , y por veredicto de los votantes, se ha abierto un escenario complicado para la gobernabilidad de España.

Los primeros signos de los partidos con mayor número de votos han sido diferentes. Especialmente, llama la atención la actitud del candidato socialista en las elecciones, que en la primera entrevista con el presidente del gobierno ha seguido dando muestras de desprecio y poca cintura política. Ha conseguido algo de oxígeno en su partido, pero el sentir de militantes de dentro del partido, que han tenido responsabilidades políticas, es el de un acuerdo para la gobernabilidad en la línea del que Rajoy intenta impulsar con el apoyo también de Ciudadanos.

Esta negativa del Secretario General de los socialistas está creando malestar en su propio partido, y algunos hablan de que su tiempo se puede acabar pronto en aras a su sustitución por la actual presidenta andaluza, tal como muchas voces cada vez más numerosas lo solicitan.

Esta situación, de enconarse, y si Sánchez no logra un acuerdo con las fuerzas de izquierda, me hace recordar la imagen de un laberinto y de una obra del hispanista inglés Gerald Brenan, que en su libro con el mismo título, publicado por primera vez en 1943, hacía un análisis político- social muy certero de la España previa a la Guerra Civil. Sin pretender, por supuesto, establecer paralelismos con ese período superado, aunque algunos lo quieran poner otra vez de actualidad desenterrando fantasmas del pasado con fines partidistas y sectarios desde un enfoque reduccionista.

No obstante, sí que estamos viviendo un período de incertidumbre, de falta de visión y altura de miras por parte de algunos políticos que puede dar al traste con los signos evidentes de recuperación que estamos viviendo.

España necesita recuperar el espíritu de la Transición donde se dejaron a un lado los intereses de partido en favor de España. Una gran coalición PP, PSOE Ciudadanos e incluso algunos partidos nacionalistas pueden dar estabilidad al país, pactar grandes reformas pendientes como un Pacto de Estado por la Educación, lucha contra el paro, y no programas de emergencia social como si nuestro país fuera una nación en vías de desarrollo, hacer de las Cámaras un lugar de representación ciudadana, la reforma de algunos aspectos revisables de nuestra Constitución como el encaje territorial y si el Estado de las Autonomías se puede mejorar recuperando el Estado Central competencias que cedió y los hechos muestran su escasa eficacia, la apuesta por la innovación, el emprendimiento, reforma electoral, y tantas cuestiones candentes.

Esperemos que prevalezca el sentido de Estado sobre los intereses de partido, y si alguno de nuestros políticos no sabe estar a la altura de las circunstancias, que dejen paso a otros para cumplir con lo que los ciudadanos esperan de ellos. Evitemos el laberinto en que se puede convertir nuestro país por tener unos políticos insensatos e incompetentes si no llegan a acuerdos.