Navidad manipulada

Por Carlos Sánchez De Roda

Hace algunos años, vi en la televisión francesa una encuesta callejera en la que se preguntaba a los niños qué era para ellos la Navidad. Todas los niños identificaban la Navidad únicamente con los regalos: "Noel c'est les cadeaux". Y yo pensaba en la gran suerte que tenemos en España. Presumía ante los franceses que me acompañaban. Les decía que en España la Navidad se celebra por sí misma, por lo que representa, por el gran acontecimiento que en ese día celebran los cristianos, es decir, por el nacimiento del Niño Dios. Y añadía que esa suerte se complementa perfectamente con la posterior venida a España de los Reyes Magos que, evocando los presentes que hace 2000 años hicieron al Niño Jesús en Belén, nos visitan cada año para traer sus regalos a los niños españoles. Y pensaba en lo bueno que es para España que los Magos nos hayan elegido para continuar la tarea que que iniciaron en Belén. Gracias a ello, tenemos perfectamente separada la fiesta de Navidad de la fiesta de los regalos, los cuales, además están perfectamente justificados con su propia fiesta.

Todo esto lo pude pensar y decir entonces, pero ahora las cosas han cambiado totalmente.

Por un lado, la Navidad está en camino de ser la fiesta del regalo porque sí, porque hay que regalar, pero sin mencionar nunca el motivo, sin decir qué se celebra pues nos avergonzamos de ello. Y desde hace unos pocos años se nos mete a la fuerza en nuestras casas un monigote gordinflón, a quien se denomina “Papá Noel”, totalmente ajeno a nuestra cultura y a nuestra historia, de quien lo único que sabemos es que nos trae regalos sin que sepamos por qué, ni para qué, ni de dónde viene, ni cuándo empezó a hacerlo. Como es lógico, el asunto está apoyado comercialmente, aunque también políticamente. Y es que con ello se quiere contribuir a la obsesionante y suicida tarea emprendida por algunos, que tratan de expulsar de España nuestra cultura cristiana, nuestras tradiciones religiosas.

En el colmo de la politización de la Navidad hay quien decide ahora que hay que llevar la paridad también a los Reyes Magos, y ya tenemos ayuntamientos dispuestos a transformar a Melchor, Gaspar y Baltasar en Melchora, Gaspara y Baltasara. Todo vale en su tarea destructora, no se detienen ante nada, pasan por encima de todo, y recurren incluso a jugar con la inocencia de nuestros niños, tratando de confundirlos para frivolizar esa tradición tan española y dar un paso más en la descristianización de nuestras tradiciones. Creo que no tardaremos en ver “niñas jesusas” en nuestra Navidad. Todo vale para tratar de destruir nuestra secular cultura.

Y entrando ya en el terreno de lo estrafalario, hay incluso quien se atreve a decir que lo que celebra es ¡el solsticio de invierno! Pues nada, que celebre tal acontecimiento universal en su día, el 22 de diciembre, y que celebre igualmente en sus respectivas fechas el solsticio de verano y los equinoccios de primavera y otoño, que tienen idéntica talla de acontecimiento cósmico, pero que nos deje a los demás celebrar tranquilamente y a gusto nuestra Navidad, sin interferencias de quienes quieren destruirla, sin papás Noel que nada pintan aquí, y que nadie toque a nuestros queridos Reyes Magos, no vayan a sentirse abandonados por los españoles y decidan no volver más.