Política real

Por Sigfrido Samet

Primarias

En las listas de candidatos del PP para las elecciones del 20 de Diciembre, no figuran varios de los actuales diputados. Son los que insisten en modificar la ley del aborto (uno de los muchos puntos incumplidos del Programa del PP) y los "tardoaznaristas".

Que un partido no cumpla el programa con el que se presentó a elecciones es un asunto grave. Que eche por la borda a los diputados que aún invocan uno de los puntos de ese programa, es aún más grave. Si el diputado no puede expresar su opinión (y más si coincide con el programa del partido), ¿de qué sirve el Parlamento? Sería suficiente con un representante por partido, con derecho al número de votos que correspondan al número de diputados que habría obtenido en las elecciones (o a la proporción de votos). Se ahorrarían cientos de sueldos y no se necesitaría un edificio entero; bastaría con una oficina.

Pero nos queda todavía por considerar la consecuencia más grave (más aún que las ya mencionadas). No habiendo primarias, los candidatos son nombrados "a dedo". Algunos diputados tienen una profesión, y otros no. Estos últimos viven de la política. Pero aún los que tienen profesión, pueden tener interés en permanecer en la política, incluso, a veces, por vocación. Para conservar sus puestos, están obligados a obedecer ciegamente a quien tiene el poder de incluirlos o no en la próxima lista de candidatos. Si el jefe hiciera o tolerara cualquier cosa ilegal (como cobrar comisiones a los contratistas de obras), inmoral o inconveniente, los diputados no pueden no ya denunciarlo, sino hacer la menor crítica. Por lo tanto, si no hay primarias y la designación de candidatos está en manos de las cúpulas partidarias, se fomenta la corrupción intencionalmente.

La Ley Electoral debería exigir primarias para elegir candidatos, y listas abiertas para que el ciudadano pueda incluir candidatos de dos o más partidos.

Democracia

A menudo se dice que una ley, una medida, un discurso, son (o no son) "democráticos". Como si la democracia fuera una panacea política y un muro que separa "lo bueno" de "lo malo".

Pero la democracia es sólo un sistema de Gobierno, muy frágil y corruptible. Es preferible a otros sistemas porque, al menos teóricamente, da a todo ciudadano participación en el Gobierno.

El ciudadano vota para elegir autoridades. Pero sólo puede elegir de una lista que le presentan los partidos, y de quienes probablemente no conozca a ninguno. Es necesario que se vote, pero no es suficiente. Tiene que haber, por ejemplo, separación de poderes y respeto a las minorías. Algunos dicen que España es una "democracia consolidada". Pero los "representantes" no responden a sus votantes (como sucede en Gran Bretaña) sino que están sometidos al arbitrio de un Secretario General. No hay separación de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo, y hay una separación muy relativa entre los poderes Ejecutivo y Judicial. Todas las democracias reales son imperfectas, pero España no está entre las mejores (o menos malas). Dice Juan B.Bergua (en su nota 153 del libro Sókrates, de Xenofon): "Cuando se hable del "milagro griego", del "genio griego", del "aticismo", de la "sal ática" y de las maravillas de la ciencia, del arte y de la filosofía griega, no se olvide que todo esto no ha sido sino el fruto de un puñado de hombres preclaros y escogidos que Grecia tuvo la fortuna de que nacieran en su suelo".

El liderazgo de esa aristocracia es lo único que puede hacer que la democracia funcione razonablemente bien.