Si aún no la han visto

Por Gerardo Gonzalo Pérez

Estamos muy próximos a que desaparezca de las salas un film que es en sí mismo un universo de referencias que nos retrotrae a buena parte de la mejor tradición literaria y cinematográfica en las que muchos hemos buceado a lo largo de nuestra vida.

Imagínense una película de estilo gótico, con claras referencias a Poe y a Lovecraft, pero también una historia de amor con un romanticismo exacerbado y una elegancia y estilo solo al alcance de las mejores puestas en escena de James Ivory, y todo esto aderezado por unas gotas de terror como las que el dúo King-Kubrick nos suministraron en El resplandor, y que aquí se mimetiza con otra casa, en su hundimiento y decrepitud, como la Usher.

Todo esto es La cumbre escarlata (Crimson Peak), un despliegue de elegancia estética y narrativa, realizado por ese creador de universos que es Guillermo del Toro, y protagonizado por un trío de actores, que aquí más que interpretar, son el reflejo de todas nuestras fantasías.

Cada plano es un goce estético, cada diálogo un dardo de pasión, y el conjunto un retablo de miedos, anhelos y fantasías que desde siempre nos han apasionado y aterrorizado a partes iguales.

¿Se lo van a perder?