En torno a "la política" de Aristóteles

Por Sigrido Samet

Parte I

Libro editado por Ibero-Americana, antiguo pero sin fecha. La traducción suscita dudas. En pg.78 habla de "maravedisis" y en pg.84 de "ducados, monedas muy posteriores a la época de Aristóteles.

Cuando se consagró la mecánica de Newton, muchos físicos opinaron que no era una teoría, sino la verdad misma. Por eso consideraban que la Física ya estaba completa. Esa percepción del fin de la histortia, es muy antigua. Aristóteles dice en pg.62: "Porque hay que considerar que casi todas las cosas están ya inventadas". Hoy esperamos cada día nuevos inventos y descubrimientos, pero antigüamente el ritmo era lento y la imaginación no podía prever lo que sucedería mucho después. Sin embargo, leemos en pg.20: "así también si los peines por sí mismos tejiesen, y la pluma por sí misma tocase la cítara, ni los oficiales* tendrían necesidad de ministros*, ni los señores de siervos". En ese entonces, imaginar tales cosas -hoy insignificantes- debía parecer simplemente disparatado. Aristóteles utilizo este "disparate" para justificar la servidumbre. Hoy sería injustificable, pero en ese tiempo era imprescindible. La esclavitud desapareció (y se volvió inmoral) una vez que el maquinismo la hizo antieconómica. Así también, en pg.23 dice: "el macho comparado con la hembra naturalmente es el más principal y ella inferior, y él es el que rige y ella la que obedece". La mujer, además de ser más débil, estaba permanentemente embarazada, y tenía que ocuparse de los niños. Los principios morales no son abstractos ni absolutos: tienen -y deben tener en cuenta- las circunstancias.

En pg.40 dice: "aquello para que fue inventado el uso del dinero". El dinero facilita y acelera los intercambios, transformando el trueque en comercio. Pero nadie lo "inventó". Prácticamente hasta Hayek, se creía que lo que existe es porque alguien lo inventó (incluyendo el reloj, obra de un relojero, y el Universo, de Dios. Aún no se sabía que de los fenómenos complejos, surgen espontáneamente los "emergentes". Pero en pg.136/7, Aristóteles se aproxima algo a esta idea. Dice: "Lo que parece, en verdad, más conveniente, es que el pueblo sea señor, y no los buenos, aunque pocos. Porque aunque cada uno de los muchos, por sí considerado, no sea hombre de bien y virtuoso, pudiera ocurrir que juntándose todos, en común, sean mejores que aquellos otros pocos, no como particulares, sino como todos juntos". Muchos egoístas no producen una suma aritmética, sino que pueden dar lugar a la emergencia del bien y la virtud.

¡Eso es exactamente lo que sucede en el comercio!. Cada empresario desea ganar el máximo. Pero, debido a la competencia, debe bajar los precios (lo que logra disminuyendo sus costos, gracias a la ciencia y la tecnología). Debe ofrecer la mejor calidad posible, incluso en el diseño. En pocas palabras, un gran conjunto de empresarios egoístas, ayuda a los compradores con calidad, innovación y bajos precios. Y, de paso, estimulan el progreso de la tecnología y de la ciencia.

Aristóteles pone un límite al señorío popular. En pg.155 dice: "Es pues, más útil que la ley mande, que no cualquier particular ciudadano". Xenofon nos dice en sus "Recuerdos Socráticos": "Nombrado un día epistato, y al frente de la asamblea, no permitió que el pueblo votase contra las leyes, sino de acuerdo con ellas, y resistió a la multitud, a cuyo furor sólo él se atrevió a oponerse. Más tarde, cuando los Treinta le dieron órdenes contrarias a las leyes, no les obedeció". La democracia es el menos malo de los sistemas conocidos, pero es muy peligrosa, especialmente cuando el "pueblo"** (que es un concepto, no una realidad sensible) se transforma en "populacho". El deber del Gobierno NO ES "hacer lo que el pueblo quiere", y a veces tener el valor de oponerse a la multitud, como hizo Sócrates.

***** En la Edad Media hubo una larga polémica entre "nominalistas" y "realistas". Lo que se discutía era si los "universales" tenían existencia real. Esa era la opinión de los "realistas". Los "nominalistas" opinaban que los conceptos (como ahora se llama a los "universales") solo son palabras, que designan conjuntos en buena medida indefinidos. (¿Cuántas personas son "el pueblo", teniendo en cuenta que contínuamente unos nacen y otros mueren, unos entran el en país, y otros lo abandonan?)