Unos ocho minutos

Por Rafael Mario Moreno Teig

La libertad, el deber y la necesidad de informar con todo lujo de detalles de lo que ocurre en el mundo, no debe llevar al periodismo a perder el sentido del equilibrio entre lo que es la información veraz en cuanto a los hechos y lo que es la exposición magnificada de hechos puntuales, tal y como ocurre este fin de semana en Bruselas.

Esto no es nuevo. Por poner un ejemplo, en el informativo de la televisión pública nacional de este sábado, se toman unos ocho minutos para informar de la situación, con imágenes de calles y plazas vacías de gente por las que prácticamente sólo se ven militares y policías. Con lo medidos que están los tiempos en televisión, ocho minutos me parece una exageración en comparación con el tiempo dedicado a otras informaciones.

¿Cómo piensan que las familias y amigos de los aproximadamente 15.000 españoles que vivimos aquí se toman la información así presentada? Pues si se la toman como mis allegados, les diré que me pasé el día contestando mensajes de Whatsapp y llamando para tranquilizarles, puesto que lo que se percibe es que Bruselas ha pasado a llamarse Beirut.

Puede que esté equivocado, pero igual un enfoque algo más aséptico en cuanto a la presentación de los hechos haría que los yihadistas no se sintieran tan felices al ver que el pánico no ha cundido.