Se busca un estadista que solucione el galimatías nacional

Contando Estrelas/Flickr

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Por Abilio G.Carballo

Ya decía Ortega que los males de España vienen de lejos. Llevamos los españoles demasiado tiempo sufriendo los desatinos de políticos insensatos que nunca se han preocupado por el pueblo mas allá de lo imprescindible para que éste no deje de sustentarles el pesebre, sin importarles lo mas mínimo las penurias de las gentes obligadas a pagar sus banquetes.

Conviene recordar al menos los continuos vaivenes políticos , -donde ya estaban alborotando los nacionalistas catalanes-, desde el primer gobierno de Alcalá Zamora hasta la revolución del 34, propiciada por reformas y contrarreformas, gobiernos formados por toda la fauna ibérica y el exceso de Gil Robles nombrando a Franco jefe del Estado Mayor, todo lo cual abría de concluir en las elecciones del 36 y el Frente Popular, con el resultado que ya conocemos.

Como no tenemos espacio para hacer un resumen mas amplio de los antecedentes nacionales a los que hacemos breve referencia, habremos de echar mano a los acontecimientos vividos a lo largo de los últimos cuarenta años, que sin duda nos harán reflexionar sobre lo que hoy estamos viviendo en España, como resultado de una transición hecha a medida de los nacionalistas que siguen avanzando en el camino a la independencia, porque los que pueden hacerlo no los paran con contundencia y además dejarán en sus manos el arma mas poderosa para cumplir sus objetivos, la educación.

La dictadura nos dejó a España que no era grande ni libre, pero era una. Pero claro, después de cuarenta años de sequía política entraron en tropel a la búsqueda de pesebre para todos, por eso decidieron trocear la vieja España en diecisiete virreinatos, que andado el tiempo acabarían cabreados entre sí y perdiéndole el respeto al Gobierno Central. Unos dicen que quieren irse porque son de raza superior, otros porque deben de haber venido de Marte y quieren un trato diferente y los mas, dicen que se quedan pero que ellos son los dueños del cortijo. Mientras, los españolitos tenemos que asistir a esta opera bufa desde las gradas de la impotencia.

Los españoles del 78 fuimos los conejillos de indias que refrendamos el esperpento, desconocíamos las consecuencias y los voceros de turno se habían encargado de asegurarnos que era lo mejor para nuestro futuro, eso sí, teniendo gran cuidado en ocultarnos cual sería el coste de tal disparate, a fin de cuentas, para pagarlo estamos la llamada clase media, los espaldas mojadas de la modernidad.

Nos vendieron la moto de una democracia, para luego organizar una "partitocracia" con un sin fin de parientes de Ali Babá, que meten la mano en nuestros bolsillos para llevarse lo poco que nos queda, después de ser esquilmados por aquellos que nos llaman sujetos pasivos, y que al parecer ni siquiera les llega para pagar tanta burocracia; para coches oficiales, palacios, vajillas y banquetes han decidido pasarle la cuenta de la deuda a nuestros nietos y bisnietos.

Ahora quieren meterle mano a la Constitución. ¿Alguien piensa que es para acabar con el galimatías nacional? No. La reforma consistirá en poner la Constitución de alfombre para que los nacionalistas no tengan que hacer ruido con el cornetín de su historia inventada y puedan seguir incumpliendo las leyes sin despertar de la siesta al gobierno de turno.

Y si al final del texto les queda espacio, no escatimarán en gastos para agregar alguna prebenda que refuerce el blindaje de la casta. Todo menos dejar a la sociedad alguna posibilidad de participar en la construcción de una democracia verdadera donde podamos sentirnos ciudadanos.