El día en el que el papel se quedó viejo

Por José Antonio Ibáñez de la Hoz

Cada día leo menos prensa en papel. Sólo porque mi madre, a sus 92 años, está acostumbrada a leer papel y por hacer los sudokus sigo comprando un periódico en el quiosco. El resto de la información la recibo por la radio o leyendo la prensa en Internet, ya sea la versión digital de los diarios clásicos, ya sean los periódicos que únicamente se editan y publican en formato digital, como este.

Por eso hoy, con motivo de los atentados terroristas que tanta muerte y desolación han dejado en Francia y que tanta solidaridad han provocado en el resto del mundo occidental, he sido consciente más que nunca de lo viejos que nacen a veces los periódicos de papel. En esta ocasión, por la hora en la que se produjeron los acontecimientos, era difícil encontrar información elaborada y actualizada en el quiosco, y la prensa digital ha demostrado en líneas generales lo que puede dar de sí en un día como el de hoy, en el que la información sobre el número de víctimas y las medidas adoptadas por el gobierno francés se actualiza cada muy poco tiempo.

Esto me hace admirar aún más el trabajo periodístico, ya que los periodistas que trabajan en medios digitales tienen que publicar y contrastar sus informaciones en muy poco tiempo. La labor pedagógica que en días como el de hoy realizan medios como EL ESPAÑOL, publicando noticias sobre lo que se sabe y lo que no, sobre lo que se tuitea con información veraz o con intoxicaciones es digna de elogio.