Mariano Rajoy se despide de ustedes

Ballesteros/EFE

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Por César Sampedro Sánchez, Doctor en Historia

Jorge Semprún, comunista, miembro de este partido en la clandestinidad, escritor, preso de un campo de concentración nazi, ministro de Cultura, enemigo político aparente de Alfonso Guerra y tantas cosas más, nos dejó hace unos años, pero escribió y nos legó su trascendente autobiografía de Federico Sánchez, nombre bajo el que se encubría durante los años en que tuvo la responsabilidad del Partido Comunista en la clandestinidad. Años después terminó su ciclo autobiográfico con Federico Sánchez se despide de ustedes, que sigue emocionando al lector que se acerca a sus páginas.

En un plano distinto de las cosas, pareció presentar su legado político el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, del cual daba cuenta hace algo más de una semana, con una sola comparecencia ante la prensa en dos momentos, esta vez sin plasma: el compendio de sus tareas durante los cuatro años de legislatura como residente en La Moncloa y el adiós pautado al ejercicio de sus funciones, iniciado con la disolución de las Cámaras y la convocatoria de las elecciones navideñas el domingo 20 de diciembre.

En cuanto a la tan cacareada recuperación económica, los ciudadanos se harán cargo de valorar en las urnas si ésta, tan expuesta en los datos macroeconómicos, es una realidad que le llega a su bolsillos. En cuanto a la corrupción, confirmamos ese día que como se nos había ido diciendo, nada ha tenido que ver, ninguna responsabilidad le cabe ni en eligendo ni en vigilando, ni en nombrar a Luis Bárcenas ni a sus predecesores, ni en destruir las pruebas y el disco duro del ordenador reclamado por el juez, ni en la Gürtel, ni en la Púnica, ni con Jaume Matas, ni con Carlos Fabra, ni con Francisco Camps ni en el sursum corda. Y en lo que se refiere al control de su partido, todo son desventajas. Hace poco Mariano visitó el foro de El Mundo, diario del que ahora se diría amigo desde que consiguió descabezar a su anterior director, Pedro Jota, y allí dijo sentirse muy bien y estar a gusto, después de haber acusado al diario desde sede parlamentaria en su comparecencia del 1 de agosto de 2013, de ser poco menos que el ariete de acoso y derribo contra su gobierno.

En el mismo medio realizó una entrevista el ministro de Hacienda y Administraciones Pública, Cristóbal Montoro, donde en primera página pudimos leer: “hay compañeros míos que se avergüenzan de ser del PP”. Y este reconocimiento de la realidad provocó un verdadero seísmo en quienes de forma farisea viven de forma generalizada por hechos que son de observación general. El mensaje ha tardado cuatro años en llegar, pero la sucesión de comportamientos vergonzosos, que han querido convalidarse como inocentes pequeñeces, o señalar los mismos defectos en las filas contrarias, han terminado por saturar a muchos miembros del Partido Popular.

Por último, no podía faltar a la cita el expresidente José María Aznar que ahora se dedica a dar lecciones desde fuera al tiempo que se dedica al business, mientras Mariano, invocando la ley del quirófano, le espeta: “no moleste, que estamos operando”. En fin, que cada político, en su trayectoria, deja su legado y a veces sus memorias, y en el caso de los hoy mentados nos quedaremos con el de Federico Sánchez.