La increíble investigación de un atentado

Por Carlos Sánchez De Roda

Un vehículo lleno de viajeros sufre una explosión terrorista que causa numerosos muertos y heridos.

-Los especialistas de la Policía Científica investigan inmediatamente el escenario del atentado y emiten un informe en el que, sin explicar qué es lo que les lleva a esa conclusión, afirman que el artefacto explotado ha sido una mochila.

-En ese mismo informe, los peritos ignoran la existencia de un cráter en el suelo del vehículo, y dan como ubicación del artefacto la parte superior.

-La Unidad Tedax de Madrid pide llevar el vehículo a un lugar apropiado para investigarlo durante semanas, y así se hace.

-El vehículo permanece ahí durante seis meses, sin que haya noticia alguna de las investigaciones a las que, en su caso, haya sido sometido en ese lugar.

-En las periciales hechas sobre la explosión, se cometen claros errores incompatibles con la realidad material de cómo quedó el vehículo.

-A los seis meses, se lleva el vehículo a un taller para repararlo, con un coste muy superior a su valor pendiente de amortizar.

-Durante la reparación, policías y guardias civiles realizan un informe de lo ocurrido en el atentado, en el cual dan por desguazado el vehículo y no hacen mención alguna de que esté siendo reparado.

-Sin embargo, según afirma el director del taller en el que se realiza la reparación, mientras ésta se efectúa policías y guardias civiles lo visitan para estudiar el material.

-El material retirado del foco de explosión es conservado en un almacén, siguiendo lo establecido en el presupuesto de reparación.

-Durante la instrucción del atentado y durante el juicio se ignora totalmente que el vehículo haya sido reparado, se desconoce la existencia del importante material conservado y se lamenta tanto el rápido desguace del vehículo, cosa que no se ha producido, como la carencia de muestras para analizar.

-Ocho años después del atentado, al caer la empresa reparadora en concurso de acreedores, se descubre la existencia del almacén con los restos del vehículo.

-Ante la publicidad del hecho, la Fiscalía General del Estado ordena el precintado del almacén y la realización de un informe al respecto.

-En su informe, la fiscalía afirma que el material se conservó con vistas a que sean utilizados en posibles análisis posteriores. Sin embargo fue ignorado en esos análisis e incluso se lamentó su inexistencia.

-No hay constancia de que el material así conservado haya sido estudiado en ninguna de las periciales relativas al estudio de la explosión.

-La fiscalía pone el almacén precintado a disposición del juzgado competente, sin que haya trascendido actuación alguna de ese juzgado en relación con ese material.

-En el tiempo que duró esa situación, en los precintos no se advierte que se haya efectuado entrada normal alguna por la puerta del almacén para comprobar e informar de su contenido. Este se mantiene exactamente en la misma situación, sin que se mueva ninguna de las grandes piezas metálicas que contiene.

-Sí se puede advertir que alguien ha abierto un acceso escondido por un lugar semioculto.

-Año y medio después de su descubrimiento, y casi diez después del atentado, desaparecen las grandes puertas del taller, y alguien entra con camiones, destruye el almacén y se lleva todo el material.

-En el tiempo en que se produce el robo, se advierte la presencia de policías y agentes de seguridad del propietario del taller vigilando el acceso ya sin puertas.

-Policías municipales regulan el tráfico de los camiones que salen cargados con el material, identifican a los presuntos ladrones y los dejan marchar con su mercancía.

-No hay noticia de que se haya tomado medida alguna, ni policial ni judicial, ante estos hechos. No se sabe que se persiga a los presuntos ladrones de un material precintado por la Guardia Civil por orden del Fiscal General del Estado y puesto a disposición del juzgado competente.

-Se desconoce, al menos públicamente, lo ocurrido con ese material conservado del escenario del atentado, del que quedan grandes lagunas sin resolver sobre la naturaleza del artefacto explotado y sobre su ubicación en el vehículo.

-Hay un condenado, como autor de ese hecho, a 42.917 años de prisión sobre la base de tres incompatibles testimonios muy puestos en duda, mientras otros testigos y pruebas desmienten su participación en el atentado.

- El condenado siempre ha negado su relación con el atentado.
Todo esto parece una fantasía, un invento, pero no es así. Aunque parezca increíble, esto ha ocurrido con uno de los trenes atacados el 11-M, con el que explotó en Santa Eugenia.