Carta a Irene Lozano

Por Alejandro Pérez-Montaut Marti

"Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros"

Con esta frase de Groucho Marx podría terminar mi carta. Sin embargo, voy a explayarme un poco más.

Decepción. Eso fue lo que sentí el día en el cual, como todas las mañanas, decidí echar un ojo a la prensa antes de retomar mi rutina de estudio diaria. Me quedé perplejo al ver que Pedro Sánchez la fichaba a usted, Irene Lozano, para las elecciones generales.

Señora Lozano, me gustaría realmente que si lee esta carta, tenga la decencia de explicarle a los españoles el por qué de su decisión. Mientras espero sus argumentos, expondré aquí mi interpretación.

Cuando algo gusta, es difícil dejarlo. Muchos años llevamos viendo cómo los partidos tradicionales se abarrotaban de gente que quería vivir de las bondades que ofrece la política. Personas que no gozaron en prácticamente ningún momento de un empleo fuera del mundo del escaño. Yo siempre he sido muy crítico con los políticos de carrera por una razón muy sencilla, y es que cuando uno lleva demasiados años dedicado a la política, acaba perdiendo el contacto con la realidad de su país, llegando a importarle más bien poco la situación real de los ciudadanos. Usted, señora Lozano, va camino de perder el contacto no sólo con la realidad de su país, sino también con la suya propia al renunciar a los principios que un día hicieron que usted entrara en política.

Me pregunto hasta qué punto ha meditado y valorado usted su decisión. No sé si realmente es consciente de que ha fichado por un partido al que ha criticado duramente mientras se sentaba en su escaño de diputada de UPyD. No sé si usted es consciente de que se introduce en unas listas que no han sido votadas en unas primarias. Así es, primarias que ha defendido como necesarias, puesto que suponen la primera manifestación de transparencia y democracia interna en el seno de un partido político.

Yo personalmente si perteneciera al PSOE y me encontrase trabajando por hacer de este un partido limpio y con posibilidades de gobernar España, estaría muy disgustado con la decisión de mi candidato a la presidencia del Gobierno de introducir a la fuerza y sin primarias a una persona que tanto ha despotricado de nosotros. Por suerte no soy militante del PSOE, puesto que sino esta carta sería mucho más virulenta.

Por otro lado, espero que usted sepa que Zaida Cantera sufrió acoso mientras el partido con el que usted va camino a las elecciones generales del 20-D gobernaba España. Usted ha sido una firme defensora de los derechos de las mujeres militares, llevando y ayudando a la excomandante en su búsqueda de la justicia. Ahora, y gracias en parte a su lucha, ella goza de la pensión máxima por acoso sexual. Ah, perdón, se me olvidaba que ella también irá en las listas del PSOE por Madrid a las generales. Qué error más tonto, en qué estaría yo pensando.

Espero que usted sepa que el PSOE es un partido protagonista de la mayor trama de corrupción de este país. Me refiero a los ERE, cursos de formación y demás casos donde el PSOE está claramente implicado. Le recuerdo, que ni Pedro Sánchez, ni ningún alto cargo del PSOE de Andalucía ha decidido tomar medidas para acabar con los corruptos que se encuentran entre sus filas. Todo esto se lo recuerdo por si por casualidad lo ha olvidado.

Irene Lozano, la consideraba buena política y oradora, una mujer con principios y que lucha por construir una España mejor, más democrática y competente. Lo que me demuestra con esto es que es usted capaz de venderse al mejor postor. No me sorprende, pues los buenos políticos son los que no se dejan hipnotizar por los absorbentes pero malvados cantos provenientes de las sirenas del lado oscuro de la política. Solo unos pocos pueden resistirse a la adicción que genera la dulce pero dañina heroína del poder.

Por último quiero darle la enhorabuena por haberlo conseguido. Ha conseguido usted seguir trabajando cuatro años más, asegurándose un escaño. También le daré mi más sincera enhorabuena, puesto que ha conseguido usted abrirme los ojos.

Reciba un cordial saludo.