La "autocrítica" de Rajoy

REUTERS/Andrea Comas

REUTERS/Andrea Comas

Por Alejandro Pérez-Montaut Marti

A dos meses de las elecciones generales, el PP pasa por uno de los peores momentos de la legislatura, en la que ostenta una mayoría absoluta nada despreciable. Las tensiones entre los miembros de su partido no quedan circunscritas a debates internos, sino que la prensa se hace eco de los problemas.

Muchos son los nombres que han dado voz a no pocos militantes del partido popular que están en desacuerdo con la forma de gobernar de Mariano Rajoy. Ayer mismo, compañeros de partido increparon a Cayetana Álvarez de Toledo, diputada del PP, por una carta en la que decía que no volvería a presentarse a unas elecciones si Rajoy seguía siendo candidato a la Presidencia del Gobierno. Una carta en la que da suficientes argumentos, haciendo alusión a la deficiente gestión del actual PP, que han motivado su decisión. Pero la opinión de esta diputada parece no haber sentado bien entre los que apoyan (o aplauden con los ojos vendados) al actual Presidente del Gobierno. Sinceramente, no creo que ella sea la única que piense de ese modo entre los afiliados y cargos públicos del PP. Pero Mariano Rajoy hace oídos sordos y no tiene mucha pinta de que se vaya a parar a reflexionar sobre por qué tiene tantos detractores.

Por otro lado, hace unos días reapareció el expresidente del Gobierno, Jose María Aznar, diciendo que el PP había recibido el quinto aviso en las elecciones catalanas del 27-S, donde perdieron nada menos que ocho diputados, advirtiendo del peligro de cara a las generales con el ascenso imparable de Ciudadanos. No le falta razón, pues este 2015 hemos pasado por cuatro citas electorales, en las cuales hemos podido presenciar la debacle electoral del partido que preside Rajoy. Pero el Presidente del Gobierno y del PP hace oídos sordos y saca a sus ministros para que den una respuesta a Aznar, cuando la única respuesta posible sería aceptar los muchos errores de su gestión.

Otro ejemplo sería el terremoto del PP vasco con la renuncia de la ya expresidenta Arantza Quiroga.

En fin, podría pasarme la tarde enumerando los jaleos internos del PP, pero creo que aburriría a los lectores.

Para dar el último toque al periodo de precampaña del partido, nos encontramos por un lado con el criticado vídeo de "la salvación de España", que no voy a entrar a comentar, y con el último escándalo que le ha estallado al PP de Madrid esta misma mañana. Me refiero, como todos saben, a las declaraciones de Francisco Granados en una entrevista concedida a este periódico, en las que señala directamente a Aguirre y González como conocedores de toda adjudicación y contrato de la Comunidad de Madrid, dando a entender indirectamente que si hay corrupción, ellos supieron de su existencia en todo momento. Todavía estoy a la espera de la comparecencia de Esperanza Aguirre para que de una explicación convincente. Pero Mariano Rajoy ahí no se mete, pese a ser él quien debiera cortar de raíz la corrupción, expulsando y denunciando a los miembro de su partido involucrados en alguna trama corrupta, que por desgracia los hay.

Señor Presidente, no sé a qué espera usted para hacer un balance objetivo de su gestión. Son muchos los que quieren ver caras nuevas en el PP. Son muchos los que piensan que hace falta una regeneración democrática que usted no ha promovido. Son muchos los que piensan que usted saldría perjudicado si se sacara a la luz toda la corrupción del PP. Son muchos los que quieren ver a un presidente con verdaderas dotes de liderazgo.

Si el PP sigue caminando ciegamente sin parar a valorar y rectificar sus errores (acción que conllevaría refundar su partido), mucho me temo que acabará siendo un partido testimonial con el paso de los años, hasta finalmente acabar desapareciendo.