Industria sostenible, el ejemplo de la siderurgia de horno eléctrico

Por Carlos Sánchez Fransesch

La industria europea se juega en estos momentos su futuro y el de todos los empleos asociados a la misma. La fabricación en condiciones reales de sostenibilidad, ambiental, social y económica, coloca a los productos elaborados fuera de mercado frente a fabricantes no UE.  

En particular la siderurgia no integral que es un sector valorizador de residuos, realiza su actividad transformando la chatarra férrica en productos de acero para uso en múltiples sectores, tales como la construcción, industria automovilística, metal mecánica, etc. Se encuentra dentro del ámbito regulatorio de la Directiva IPPC, lo cual hace que sus aspectos ambientales estén claramente definidos en los correspondientes documentos BREF.

Este proceso industrial es una actividad demostradamente sostenible.

España es pionera mundial en el desarrollo y seguimiento de indicadores de sostenibilidad, habiendo desarrollado la marca Acero Sostenible, poniéndose así a la cabeza en esta materia. Han sido definidos 54 indicadores y más de 150 parámetros de seguimiento de la evolución de los aspectos económico, social y medioambiental del proceso siderúrgico.

Desde la Comisión Europea se ha impulsado recientemente un Plan de Acción del Acero mediante el que se pretende apoyar a la industria siderúrgica con medidas que consigan evitar la deslocalización de este sector fuera de Europa.

El proceso siderúrgico no integral se caracteriza por ser de alto consumo energético, por lo que necesita para ser sostenible costes que sean competitivos, predecibles y estables, en la actualidad no se dan estas características sino todo lo contrario. No se dan las condiciones para que las empresas puedan desarrollar planes de inversión o crecimiento, son mucho más atractivas las desinversiones en el seno de Europa para reinvertir fuera. De esta manera, en un futuro no muy lejano Europa dejará de producir para convertirse en puro importador, cerrando los ojos a cómo se fabrican los productos que consumimos, dejándonos llevar solo por el precio que pagamos por ellos.

En cuanto a la emisión de GEI (Gases de Efecto Invernadero), el sector se encuentra en el límite técnico de optimización al venir éste ligado al consumo energético. Para las nuevas reglas del comercio de derechos de emisión que se están desarrollando para el periodo posterior al 2020, el sector necesita que no se penalice a las plantas más eficientes y solicita seguir siendo considerado como sector en riesgo de fuga de carbono. Cuando no haya empresas que emitan GEI entonces Europa habrá conseguido su objetivo, no obstante consumiremos productos importados que han emitido mucho más en su fabricación fuera de Europa.

El esfuerzo realizado por la siderurgia española y europea para cumplir, y en muchos casos superar los estándares legales medioambientales, debe ser valorado por los gobiernos que imponen esos estándares y por la sociedad en general. Sobre todo porque en el mercado global en el que actúa la siderurgia y la mayor parte de la industria, debemos competir con empresas radicadas en países donde no existe conciencia ambiental o en países que no han adoptado los compromisos más relevantes en la materia.

Por ello, la sociedad europea y española debe apostar para seguir disponiendo de una industria local comprometida con el medio ambiente y para aumentar el peso de la industria en el panorama económico.