Los Invisibles

Por Mª Teresa Enciso

En esta España que parece resurgir de las tinieblas de la crisis, existe un colectivo "invisible". Dentro de los nuevos autónomos, emprendedores o falsos autónomos, hay un grupo que, literalmente, sobrevive. Me refiero a aquellos autónomos que no pudieron acogerse a las medidas del gobierno para ayudar a este maltratado colectivo.

Decidieron lanzarse a crear "su propio puesto de trabajo" en los peores años de la crisis, agotados sus recursos económicos y perdida la esperanza de encontrar empleo en la actividad que habían desempeñado durante años hasta llegar a ser expertos.

Empezaron de cero, se reinventaron, se formaron y lucharon por conseguirlo. Esto implicaba, entre otras cosas, cotizar a la Seguridad Social desde el primer día, hubiera o no ingresos.

En primavera de 2013 entró en vigor la nueva cuota reducida para autónomos de 50 €.
Todos los que se habían dado de alta antes de esa fecha, aunque fuera la víspera, se quedaron fuera, para siempre, condenados a pagar los 250 € al mes que entonces se pagaban (ahora son 264 €/mes, y en enero de 2016 volverá a subir).

Muchos meses, sus ingresos son inferiores a dicha cotización, teniendo que pedir ayuda a familia o amigos para atender esa losa que les cae cada día 30. Conozco casos en los que, después de gastos, IVA e IRPF, el beneficio neto anual es inferior a dicha cotización (3.168 €/año).

Si cesan en la actividad, a todas luces precaria, no tienen derecho a ninguna prestación, ya que cotizaron por la mínima (pobres de ellos...).

¿Qué hacer entonces? ¿Dejar la actividad, darse de alta en el INEM y vuelta a la búsqueda? ¿Seguir sobreviviendo con ayuda para seguir cotizando? ¿Hasta cuando? Cáritas informa de que la mitad de las personas a las que atiende viven en familias con trabajo.

Mientras, cada día 30 la losa cae sobre ellos...