Olivia

Moeh Atitar

Moeh Atitar

Por Alberto López-Rosa

Hoy, día 7 de octubre, nace mi hija. Va a llegar a este mundo en un momento convulso y único, en un cambio de ciclo que poco a poco va germinando y que sin duda será el suyo. La enseñaré a ser luchadora, pues los tiempos de los iluminados y de los pusilánimes tocan a su fín comenzando el momento de los valientes. El momento de los que no miran para otro lado cuando ven cometer una injusticia, ni callan cuando les amenazan o intimidan. Llega el momento de las personas libres, que deciden hacer lo que es justo, lo que hay que hacer. No por la gloria personal o para recoger el rédito de sus actos de manera interesada, sino por que ese es el muro que hay que derribar para que otros puedan cruzarlo después. 

Hoy es un día maravilloso, porque un nuevo nacimiento en ésta, nuestra envejecida España, es un acto casi heroico. Traer una nueva vida, a esta España corrupta, enfrentada, vendida y maltratada, podría parecer un acto de fe, pero nada más lejos de la realidad.

Hoy es el primer día de un gran futuro, que permitirá a mi hija, y a muchos hijos como ella cambiar, de una vez por todas la repetida historia de este país.

Hoy nace mi hija, y casualmente también hoy nace EL ESPAÑOL, al que desde aquí le deseo la independencia política, económica y ética que deberían haber tenido los medios de comunicación, que desde hoy llamaré antiguos. Desde aquí le deseo la palanca y determinación para mover este país. Desde aquí le deseo que trabaje para conseguir que nuestros hijos puedan ver crecer este gran país que todos queremos, aunque sólo unos pocos trabajemos para conseguirlo.

Hoy todos estamos de enhorabuena. Bienvenida Olivia, bienvenido El ESPAÑOL.