Cuando la identidad es una excusa para no dar soluciones

Cala de Xarranca en Ibiza, Baleares/ Wikimedia Commons

Cala de Xarranca en Ibiza, Baleares/ Wikimedia Commons

Por Miguel Lázaro Caballero (profesional del Turismo, escritor y blogger),  @miguel_lazaro_

Según la RAE. uno de los significados de identidad es el de "conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad, que los caracterizan frente a los demás". Según este significado tomado literalmente del diccionario, la identidad sería el perfecto argumento para dar a conocer a una región, a un pueblo, a una cultura, o si lo miramos desde el turismo, que es lo que más nos afecta en Baleares, el perfecto reclamo para atraer turistas y visitantes, más allá del mero tópico añejo y manido de sol y playa.

La estacionalidad en las Islas, es un vicio adquirido por el clima privilegiado del que disfrutamos y que como tal, es un parámetro de atracción y entrada importante de visitantes durante el periodo estival. Aquí llevan hablando años de desestacionalizar, para presentar al mundo una oferta turística de Baleares más acorde con la realidad de las Islas. Ofrecer un producto basado en oferta complementaria, original, diferente o añadido, a lo que sería la mera estancia hotelera o el paquete vacacional clásico. Porque en efecto, en Baleares hay mucho más que ofrecer. ¿Cuál es el problema entonces?

Queremos redistribuir la oferta, ampliándola a servicios complementarios a simples estancias, que en Baleares ocupan buena parte de la actividad local: ciclismo, deportes náuticos, turismo cultural, gastronomía, negocios, naturaleza, montaña, etc. Son ejemplos intuitivos, fáciles de ver y de entender, que pretendemos usar como reclamo para crear una nueva demanda basada en oferta complementaria. Muchas de estas actividades, van unidas y tienen su origen en la identidad de las Islas, ya que se dan las condiciones idóneas para su práctica sin la necesidad de tener que hacer ningún sobreesfuerzo.

A día de hoy, los entes turísticos locales de Baleares, no han sabido entenderse entre sí, ni entender la necesidad de adaptarnos primero desde dentro, para poder ofrecer esta nueva oferta, tan necesaria por otra parte para generar actividad fuera de temporada alta y por ende, crear puestos de trabajo. Creemos que nos tienen que creer y venir porque sí, porque en Baleares hay mucho más… Digamos que es un porque sí a apelar a lo identitario pero sin llegar a dar el soporte necesario desde dentro, para que esta oferta complementaria pueda hacerse realidad. Y es que la identidad, por sí misma, no resulta atractiva si no la haces accesible. 

¿Cómo? Y aquí es donde al señorito se le rompe el alma exclusiva ¿Hacer accesible lo nostro? Si solamente hacemos accesible el turismo de sol y playa, el de vacacional clásico, el sobreexplotado, el de siempre… es lo que van a venir a buscar. En Baleares hay quienes quieren hacer de la identidad una frontera y no una puerta de entrada, como debería ser. Hay quienes usan a día de hoy la palabra invasión, frente a la actividad que sostiene económica y socialmente a Baleares: el turismo.

La pregunta es, si realmente estamos ofreciendo alternativas a que los turistas y visitantes, vengan aquí a hacer otras cosas. Parece que reservamos la identidad solamente, para que según el color o signo político del Govern Balear de turno, quiera forzar más o menos el uso del catalán en los planes educativos. Esto podríamos llamarlo hablar para dentro. Y si hablas solamente para dentro, fuera no te oyen. Y si fuera no te oyen, es difícil que venga alguien a escuchar con atención aquello que tienes que decir. Y para que te escuchen, primero te tienen que entender.  Para vender sol y playa, no hace falta que te entiendan, pero para vender otras cosas más interesantes, o diferentes, o complementarias… te tienen que entender muy clarito.

Politizar el Turismo, intervenirlo, prohibir y recaudar sin ofrecer nada nuevo a cambio, sin aportar valor añadido, son medidas que en el medio-largo plazo, harán que la gente se pregunte ¿Para qué voy a ir a Baleares? Si parece que no ponen más que baches y obstáculos. ¿Queremos eso?

Pero aparte de quejarnos y no estirar nuestra voluntad para provocar estos cambios necesarios, poco más hacemos que encogernos de hombros y resignarnos a “vivir en una isla”. Los hoteleros culpan a la ausencia de demanda, los turoperadores a la menor frecuencia de vuelos en temporada baja, las compañías aéreas a las tasas aeroportuarias y a la bajada de la demanda en invierno y así la cadena de culpas nunca se cierra. Somos los mejores y la culpa siempre la tiene otro… y por eso cerramos con aquello de “te digo cosas”.

Se ha escrito, hablado y publicado tanto de desestacionalizar en Baleares, que temo redundar en exceso; pero el hecho es que en verano nos quejamos de que las Islas se llenan hasta el colapso, y en invierno de que no hay trabajo. Pero ¿qué esfuerzos estamos dispuestos a abordar en primera persona para que esto cambie?