Reflexión

EFE

EFE

Por Alejandro Pérez-Montaut Marti (@alejandropmm)

La jornada de reflexión es más necesaria que nunca después de una campaña tan intensa como la que hemos vivido. Hemos podido ver cómo Rajoy sufría una agresión, cómo Pablo Iglesias se echaba a llorar después de un acto, a Pedro Sánchez gritando e intentando sacar votos de debajo de las piedras, y las múltiples polémicas que han rodeado a Ciudadanos durante estos quince días. Una campaña igualada, en la que unos cuantos votos pueden decidir el próximo gobierno de España. Por ello es importante este día.

Reflexión para asentar ideas que puedan haberse visto modificadas o distorsionadas durante estas dos semanas. La campaña no debería cambiar nada de lo que tenías claro hace veinte días. El bombardeo de información puede llegar a hacernos ver el mundo y la vida de otra manera. Y en el campo político no va a ser menos. Durante esta campaña me lo he pasado muy bien leyendo las mismas noticias en diferentes periódicos con diferentes titulares y diferente redacción. Desde luego los medios más parciales, que no voy a citar pues ya todos los conocemos de sobra, aquellos que abanderan la independencia de prensa, son los más seguidos pues en ellos encontramos lo que queremos leer según nuestra ideología. Entonces encontramos un jugoso titular que nos hace felices, y aunque no leamos la noticia lo tuiteamos, puesto que sabemos que en tal medio no pueden dar una información positiva de un determinado candidato o partido. Y eso buscamos, veneno.

Así de fragmentada está la sociedad. Pero confío en que los españoles sean más inteligentes y no se dejen embaucar por los medios que presumen de no estar financiados, cuando realmente lo único que les sucede es que no están todo lo beneficiados que les gustaría.

Tengamos claras nuestras ideas, y entonces depositemos el voto.

Reflexión para dejar un poco de lado la campaña en Twitter. Pero qué digo, la campaña tuitera no acabará jamás. Los trolls, perfiles creados exclusivamente contra partidos y demás podredumbre no tiene pinta de dar pie a la reflexión. Mientras desayunaba vi que #JornadadeReflexión era Trending Topic nacional, entonces ojeé los tuits, comprobando la tediosa campaña de los mismos que tienen copadas las redes sociales, desde hace tiempo convertidas en su cortijo, y que parece que no tienen vida más allá de los cuarenta tuits diarios. Berenjenas y más berenjenas, cocinadas de todas las maneras posibles, fritas o rellenas, creyendo sus tuiteros que salvan al planeta gracias al arduo trabajo que supone buscar una foto en Google. Reflexionemos y dejemos de lado la egolatría y superficialidad de un RT por algo nada original y sobre todo, predecible. Ir al cine, de excursión por el campo, o incluso hacer un puzzle es más provechoso y cultiva más la mente que el pegarse a un smartphone a ver qué puedo hacer para mostrar mi falsa y caduca picardía, sobrepasando los límites para así sentirme realizado. La red tiene un claro sello de propiedad, todos sabemos su marca.

Yo desgraciadamente no puedo dedicar esta jornada al ocio, pero lo haría sin dudas olvidándome por un día de la política.

Reflexión para no olvidar lo que ha pasado en estos últimos años, y sobe todo en estos últimos meses en los que hemos asistido a un terremoto político en el cual nada es idéntico a lo que estábamos acostumbrados a ver legislatura tras legislatura. Reflexión para no olvidar los cambios de rumbo, las promesas, los expertos vendedores de humo, los populismos y la corrupción.

Reflexión para que pienses qué será lo mejor para tu país, al que se supone que amas y por el que no dejarás de luchar.

Reflexión para que no votes con fuego ni veneno en las manos, sino para que decidas con calma, echándote un cubo de agua helada encima si es necesario para tener la mente fría, y pensar de verdad en lo que te conviene, a ti y a tu patria.

Reflexión para no dejarnos embaucar por lo mismo que logró arruinarnos en su día, y que hoy tiene otro color y otras caras, pero que en el fondo supondrá la misma tragedia para España.

Reflexión para no presenciar una escena de sexo torpe entre dos personas, una siempre sonriente y perdida en su camino ideológico, que se encuentra con su macho alfa, hacia el que ya ha demostrado rendir pleitesía desde el mes de mayo, sintiendo ambos una atracción fatal. Fatal para España, claro.