El espectáculo político del 7N

Por Alejandro Pérez-Montaut Marti (@alejandropmm)

Ayer se concentraron en Madrid miles de personas provenientes de todos los puntos de la península para manifestarse contra la violencia de género. Manifestación más que exitosa, tanto físicamente como en las redes sociales. Durante prácticamente todo el día, el hastag #7Nfeminista fue Trending Topic nacional, gracias al cual toda España tuvo la oportunidad de brindar su apoyo a todas aquellas mujeres maltratadas y recordó a todas las que por desgracia fueron asesinadas. Todo el mundo se volcó de una manera u otra, puesto que lo que ayer se celebró fue la lucha incansable de la mujer por la igualdad y la libertad.

Sin embargo, no todo resultó ser tan puro como parecía. Algo distorsionó la belleza de un acto de tal calibre, en el que muchas personas se dieron la mano por un mismo fin. Ese elemento perturbador fue la descarada lucha de algunos partidos políticos por poner su sello, como si de buitres hambrientos se tratase.

Muchos fueron los comentarios que leí en las redes sociales criticando e insultando a ciertas personalidades de la política por el simple hecho de no hacerse la foto en primera fila. Estos comentarios chirrían aún más viniendo de políticos, puesto que al final uno se da cuenta de que ciertos representantes públicos no asistieron a la manifestación precisamente por convicción propia, sino que acudieron invocados por el más puro y malvado egoísmo. Muchos de ellos únicamente eran capaces de pensar en la cantidad de votos que iban a obtener si se hacían una foto y la colgaban en su Twitter con el hashtag correspondiente. Otros muchos (quizás los mismos) intentaron hacer de una marcha sin colores algo descaradamente partidista, poniéndole sin autoridad alguna, su marca personal a miles de manifestantes que ese día sólo querían ser escuchados.

Me sorprendió mucho que Begoña Villacís, concejala de Ciudadanos en Madrid, se viera obligada a publicar una foto suya en la manifestación justificando su asistencia. Todo ello inducido por los muchos mensajes negativos recibidos en las redes. Tuvo que hacerlo porque ella no iba a la cabeza de la manifestación y no pudo ser captada por los medios, ya que realmente comprendió que no era la protagonista de ese día. Ella era una más entre otras tantas mujeres que pedían a gritos que acabase la violencia machista. Desgraciadamente hemos llegado a un punto en el que prima la imagen y el tuit bonito antes que la verdadera reflexión e interiorización del significado del acto.

Otro que me sorprendió, esta vez para mal, fue Pablo Echenique. El diputado de Podemos escribió un tuit mencionando a Albert Rivera: "Mientras esta maravilla ocurre en Madrid, Albert Rivera contraprograma con algo en Cádiz pero no se le oye". "Retuiteadas" por más de 600 personas (entre otras Pablo Iglesias), estas fueron sus palabras. Señor Echenique, sabe usted perfectamente que Albert Rivera estuvo presentando su propuesta de reforma institucional para España, puesto que me consta que desde Podemos lo siguen muy de cerca ya que pueden hacerles sombra de cara al 20-D, así que no se haga el despistado, como si no supiera de lo que se trataba.

Estas y otras muchas declaraciones utilizadas por unos pocos se fueron sucediendo durante el día. Solo puedo calificar estos ataques con una palabra, ruin. ¿Qué autoridad moral podemos atribuirnos para juzgar a alguien? Ninguna. Me fascina la ligereza con la que son capaces de hablar algunos sobre un tema tan serio, emitiendo un juicio de valor sobre alguien sin ni siquiera conocer sus circunstancias.

Desgraciadamente cada día, puedo comprobar cómo gran parte de la política se basa solo en eso, puro teatro.

Para terminar, quiero reivindicar la ausencia de bandos en esa manifestación. El único bando era el de miles de personas que pedían a gritos un mundo más justo y sin los dramas que vemos casi a diario en las noticias. No existían los tintes ideológicos, sino que aquello fue concebido para centrarse más en lo que nos une a todos. Sin embargo, hay gente que se dedica a hacer de este tipo de actos su propia campaña electoral, haciendo de la marcha algo suyo, para hacer ver a los españoles su grado de implicación, cuando lo que realmente les motiva son los votos que puedan llegar a rascar.

La preocupación y compromiso de un político no se ve en las manifestaciones a las que asiste, sino en las medidas que toma para erradicar el problema en cuestión.

Por último, quiero manifestar mi total apoyo a las mujeres que día tras día son maltratadas, recordándoles que no están solas e invitándolas a que luchen para poder salir de ese infierno. Espero que la violencia de género se erradique pronto. Ni una más, ni una menos.