Un comienzo irregular

Por José Luis Cuadrado

Esa compañía de saltimbaquis, funambulistas y lanzadores de cuchillos que atiende al nombre de Real Madrid Baloncesto, no ha comenzado bien esta temporada. Se achaca al cansancio físico y mental. Muchos partidos en las piernas, sobre todo de los internacionales, y cinco trofeos en las vitrinas (en el Real Madrid para referirse a los títulos hay que enumerarlos; está prohibido el uso de indefinidos: bastantes, suficientes, muchos.) El equipo necesita un tiempo para reponerse de todo lo ganado y de todo lo gastado. Esto no se consigue sólo con vacaciones: hay que aprender a andar después de haber corrido. Lo bueno es que el crédito conseguido durante los últimos años no augura ninguna fractura en el grupo. Y esto, tratándose del Real Madrid, un club donde el aleteo de una mariposa en el vestuario desencadena una tormenta en el palco, fiel reflejo de lo asentado que está el proyecto que comandan Juan Carlos Sánchez y Alberto Herreros y capitanea Pablo Laso. No hay inquietud en el Palacio y, en Twitter, las tricoteuses están aún lejos de colocar la guillotina en la Plaza de la Revolución.

La confianza es la base del tiro y es por ahí por donde se ha descosido el juego del equipo. La huelga de brazos caídos de los tiradores ha llevado a los pivots, Reyes y Ayón en primer término, a soportar el peso de los partidos. De Reyes, se escribe que está todo escrito, pero dada la capacidad de mejora del longevo capitán lo más seguro es que estemos sólo en el prólogo. Gustavo Ayón sí que ha dado un paso adelante frente a los bajos porcentajes anotadores de sus compañeros del perímetro. Puntos, rebotes, intimidación y unas buenas piernas para el contraataque dan la medida de su importancia en la actual coyuntura blanca y cuando los pasillos hacia los títulos se vayan estrechando.

Y en esta llega la sección de baloncesto del Bayern de Munich, que es menos Bayern. Su palmarés no es ni por asomo comparable a su padre futbolístico: veinticinco ligas para el fútbol, tres para el basket; cinco Copas de Europa por sólo un Top 16. Pero los nombres de Pesic, Savanovic y K. C. Rivers no llevan a la relajación. Sobre todo por el norteamericano, que querrá demostrar que su fundamental aportación desde el banquillo al Madrid la temporada pasada crecerá con una mayor presencia en la cancha.

En fin, si como reza el refrán, un buen comienzo es agüero de buen término, el equipo de Laso no invitaría al optimismo ni por juego ni por resultados. Pero esperemos que este irregular inicio no tenga que ver con que la obra y los intérpretes hayan perdido capacidad para revivir los últimos éxitos. Que sea simplemente que al telón le cuesta levantarse porque los raíles se han atascado. Sólo deseamos que lo haga pronto para que los nervios de la platea no se contagien al escenario.