Hace unos meses, cuando se repartían los boletos de favorito para la final de la Liga de Campeones, pocos apostaban por el Borussia Dortmund mientras que el París Saint-Germain entraba en la mayor parte de las quinielas.
Los alemanes tenían que firmar una temporada de ensueño y los franceses apoyarse en su plantilla, en su estrella, Kylian Mbappé, y en la confianza en que el nuevo entrenador, Luis Enrique, espantara de una vez por todas los fantasmas europeos.
Pasados esos meses, el fútbol ha repartido de nuevo las cartas y gracias al 1-0 de la ida, el Borussia aterriza en el Parque de los Príncipes con una seria opción de optar a su segunda Copa de Europa, 27 años después de la que ganaron en Múnich capitaneados por Mathhias Summer y con Ottmar Hitzfeld en el banquillo.